Pasillos del Poder

César Augusto Vázquez Chagoya
VERÓNICA, VÍCTIMA DE LA MAFIA UNIVERSITARIA

Verónica es una de las aspirantes a estudiar en la universidad veracruzana, pero no pasó el examen del CENEVAL, a pesar que tiene un promedio de nueve en la preparatoria. Esta joven que tiene 15 días de plantón en la plaza Lerdo de Xalapa, este jueves 30 de julio se encadenó a uno de los pilares del Palacio de Gobierno, que representa el reflejo de la injusticia social y unos directivos universitarios metidos hasta el codo en la corrupción.

Verónica Beatriz Capitein prefirió manifestarse en la Plaza Lerdo en vez de irse a su casa a deprimirse por no tener futuro con la posibilidad de intento del suicidio; tampoco pensó en la facilidad de prostituirse o irse a los Estados Unidos como “mojada”. Prefirió la lucha abierta en contra de la corrupción de la Universidad Veracruzana.

Verónica tiene derecho constitucional a la educación, pero el rector de la UV le contesta que sólo puede ingresar a la universidad aprobando el examen del CENEVAL, empresa perteneciente a un grupo de catedráticos que viven del presupuesto de la educación, y que el año pasado en la Universidad Veracruzana cometieron el error de poner en la lista de admitidos a 1500 alumnos los cuales habían reprobado, en lugar de los que sí pasaron el examen.

¿Qué pasó? La universidad admitió a los que reprobaron y a los que aprobaron. Al famoso CENEVAL no se le impuso ningún castigo y este año, para presentar los examen de admisión los nuevos aspirantes, CENEVAL es nuevamente premiada por las autoridades universitarias, ya que se hicieron cargo de nuevo de los exámenes de admisión.

¿Qué calidad moral tiene Raúl Arias Lovillo para invocar el CENEVAL y truncar la vida de Verónica? Hasta el momento nadie sabe quiénes son los que manejan el CENEVAL, que se dice ser una institución sin fines de lucro pero cobran a cada alumno más de 300 pesos, y cada año en promedio se registran como aspirantes a ingresar a la UV cerca de 35 mil estudiantes y a los reprobados nadie les regresa su dinero.

Verónica representa a los miles de estudiantes que por cerca de 11 años, con los rectores Víctor Arredondo y Raúl Arias Lovillo, truncaron sus sueño. Algunos llegaron al suicidio. Otros se prostituyeron, aceptaron trabajos indignantes o se fueron del país, pero sobre todo les cambiaron la vida… para mal.

Desde el gobierno de Miguel Alemán se dio el fenómeno de que los rechazados a ingresar a la UV sobrepasaban los 25 mil. El gobernador le sugirió al rector Arredondo que creara la universidad virtual (por internet) desde el 2002. El hoy secretario de Educación en Veracruz decía engañando que ya tenía 200 catedráticos disponibles, etc. Esto está documentado, al igual que los suicidios de los jóvenes rechazados: nunca Arredondo hizo la universidad a distancia.

En el 2004, el entonces candidato a la gubernatura por el PRI, Fidel Herrera Beltrán, a través de Rafael Arias Hernández, ese año acomodaron a miles de jóvenes rechazados de la UV en universidades privadas, entonces Víctor Arredondo sacó de la manga su interés por la universidad a distancia y crea el Instituto Clavijero, que en 5 años es un fracaso educativo y un drenaje derrochador del recurso público para los allegados al secretario de Educación.

Se pensaba que Raúl Arias Lovillo, ex director de la facultad de Economía, al asumir la rectoría sería honesto y lucharía por la educación, pero ha sido todo lo contrario: no es transparente en las cuentas de la universidad. No denunció el fraude realizado a la Universidad Veracruzana a la autoridad judicial cuando se tuvieron que pagar casi 90 millones de pesos por unas computadoras obsoletas que había arrendado Víctor Arredondo. Toda esta suciedad se quedó en el ámbito universitario cuando debería estar en el judicial.

En lo del error del año pasado del CENEVAL, la universidad fue capaz --para cubrir el error-- de crear 1500 nuevos lugares para alumnos, sin que pusiera un centavo la empresa culpable, en vez de que cada año se luchara para que fueran menos los alumnos rechazados, pero no: el rector Arias Lovillo, disfrutando del dinero universitario, se atreve a decirle a Verónica que debe pasar el examen del CENEVAL para ingresar a la máxima casa de estudios de Veracruz y de sus cuates.

Verónica, con lágrimas en los ojos, lucha por su futuro ante la indiferencia de una sociedad veracruzana; y cuando se inmole será para espectáculo de los medios de comunicación para tomar las fotografías, como lo hizo Ramiro Guillén Tapia en meses pasados en la Plaza Lerdo.
No tienen nombre las atrocidades de la mafia que gobierna la Universidad Veracruzana.

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