La derecha avanza con su política del miedo

Zona de reflexión
Lucía Lagunes Huerta*


martes 12 de mayo de 2009, México DF, - Sin cifras reales, sin mucha claridad desde hace 18 días, con incredulidades por parte de la población, pero con miedo, precisamente por la falta de información sobre lo que realmente se enfrenta, seguimos pendientes del virus A/H1N1. Pero éste, además, coloca en jaque al Gobierno federal: dejó en evidencia los efectos de años de política neoliberal en el ya precario sistema de salud.

Y mientras la influenza sigue acaparando la atención, la derecha cobijada en el PRI y en el PAN sigue avanzando. El fin de semana, como es costumbre para los albazos legislativos de este binomio, Guanajuato se coronó como el estado número 12 en modificar su constitución para limitar los derechos de las mujeres a decidir su maternidad.

Con ello, se suma a Morelos, Sonora, Baja California, Chihuahua, Jalisco, Puebla, Colima, Durango, Nayarit, Quintana Roo y Campeche donde el PAN y el PRI, apoyados por otros partidos, han criminalizado la ILE en los últimos seis meses, dejando pendientes por el momento a Veracruz, Querétaro, Aguascalientes, Estado de México, Oaxaca y San Luis Potosí, entidades necesarias para poder cambiar la Ley General de Salud en contra del Artículo Cuarto de la Constitución Mexicana que garantiza el derecho sobre el número y espaciamiento de hijas e hijos.

Y mientras, el miedo -que impide la movilización-- se sigue apoderando de la población.
Hace años una especialista de El Colegio de México analizaba cómo la política del miedo estaba siendo el arma privilegiada de los gobiernos antidemocráticos para "controlar a la población".

La política de la movilización ante el crimen funcionó dos años para el actual Gobierno federal, dos años en que los medios de comunicación y la población estuvimos siguiendo las pistas del crimen. El número de ejecutados tuvo su momento, hasta que se "normalizó", un ejecutado más o diez, no era lo mismo, pero era igual.

Los cadáveres decapitados llegaron al escenario real y mediático. En distintos estados aparecían cabezas cercenadas, lo mismo que las narcomantas y los narcomensajes. Y mientras ¿qué pasaba en este país, con el desarrollo social, con la justicia, con la vida de 107 millones de ciudadanas y ciudadanos?

Hoy la influenza eclipsó todo, incluidas las campañas electorales, hasta el libro de Ahumada, donde cínicamente cuenta cómo se hacen negocios entre los hombres del poder político y económico, aun cuando la mercancía que esté en venta sea en sí misma una ilegalidad.

LOS OTROS VIRUSHay que mirar el otro lado del virus: el desmantelamiento del sistema de salud, no solo para la atención, sino para la prevención, para el seguimiento y control eficiente y eficaz epidemiológico.

La influenza hace evidente la deficiencia del sistema de salud, como lo habían ya hecho otras epidemias, entre ellas la del Virus de Inmunodeficiencia Humana hace más de 20 años, pero sin que las miles de muertes lograran la movilización social, económica y gubernamental que este nuevo virus logró en 18 días.

Hoy todavía el 50 por ciento de las personas con VIH sigue sin seguridad social, sin posibilidad de acceso seguro a los retrovirales y las mujeres siguen enfrentando la pandemia sin ser vistas, sin contar con condones femeninos que pongan en sus manos el poder de la prevención.

Hoy siguen intentando negociar el uso del preservativo masculino como una medida de protección, sin que por esto el gobierno esté dispuesto a pagar para lograr una dotación suficiente de condones femeninos que les permita garantizar el acceso a esta medida de prevención, que hoy está en el cuadro básico de anticonceptivos y al que tiene acceso solo una pequeña elite, pues dicen que es caro.

Desde que apareció el VIH, se detectó que los estados no registraban todos los casos de personas viviendo con VIH. Hoy, con el virus de la influenza, el escándalo es que los estados maquillaron las cifras, las recortaron para no decir ni los muertos ni los enfermos. Ahí está Jalisco, como botón de muestra.

Lo mismo demostró la muerte materna (MM), que aún sigue presentando un subregistro importante en el país, pues en los estados las mujeres se mueren de cualquier cosa, según las cifras oficiales, pero no por complicaciones ligadas a su maternidad. Si bien las MM no son productos de un virus, sí representan el rostro del desinterés gubernamental, federal, estatal y municipal por erradicar las condiciones de desigualdad y retraso que provoca.

* Periodista y feminista. Secretaria Ejecutiva de Comunicación e Información de la Mujer AC (CIMAC).

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