Le entramos todos ¿o qué?

Las escuelas no ayudan mucho a la economía familiar, ni a los planes de protección del ahorro pues con las cuotas que piden cada vez que se les ocurre dejan sin dinero a los padres de familia.

La situación económica comienza ya a ponerse difícil en los hogares de las familias trabajadoras. Los incrementos en los precios de los productos básicos empezaron a golpear las carteras de los ciudadanos que con sus “paguitos” diarios ven como se merma el presupuesto familiar en poco tiempo.

Lo que hace más o menos 6 meses se compraba con mil pesos, no se compara con lo que se puede adquirir ahora con esa misma cantidad.

Muchos de los productos que se consumen a diario aumentaron su precio casi al doble, mientras su valor es el mismo de siempre. La anunciada súper crisis llega y se instala en la pobre economía de los hogares mexicanos.

Los gobiernos Federal y Estatal han anunciado medidas para enfrentar la situación, incluso se han hecho algunos planes que se pueden aplicar en cada hogar; y eso está bien. Ya depende de cada jefe de familia ver la forma de cómo ajustarse a los nuevos tiempos. Vale conservar el empleo. Muchos tendrán que buscar tener dos trabajos para poder solventar sus deudas y no cambiar de golpe su estilo de vida.

Pero no todos le entran a la protección de la economía familiar. Un caso que pone a los papás los pelos de punta, son las constantes cuotas que hay que dar a las escuelas. Cuotas que de plano no van a mejorar la educación de los estudiantes de cualquier nivel; Por ejemplo: Ya comenzaron a pedir dinero para el festejo del día de las madres, dinero que saldrá del bolso de la misma mamá. Realmente vale la pena, a cómo están las cosas realizar ese gasto, en un festejo que más que llevar algo a las madres de familia, las desgasta más.

Otro gasto más es la cooperación de diez pesitos que están pidiendo para realizar los exámenes previos a la prueba Enlace, cuando es un examen que se aplica gratuitamente.

Anéxele a los gastos escolares, los pasajes diarios, colegiaturas (en su caso), desayunos y todo lo que se debe gastar en la escuela de los chamacos.

En este contexto, se ve que los directores de escuelas y demás autoridades escolares, no se han dado cuenta o no quieren darse cuenta que la economía de los padres de familia está atravesando por la crisis que desde hace meses anunciaron las autoridades y que, además amenazan con que se va a poner más difícil.

Por lo pronto, una vez más los ciudadanos trabajadores, los que pagan impuestos, colegiaturas, cuotas escolares, pasajes, uniformes, cuadernos y que además les da por comer, tendrán que apretarse el cinturón una vez más

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